lunes, 7 de abril de 2008

LAGUNA DE PEÑALARA

Traemos hoy a este espacio uno de los lugares más emblemáticos de la Comunidad de Madrid: la laguna de Peñalara; que como vds. saben es una muestra excelente de laguna glaciar desarrollada en un circo de la idéntica génesis limitado por los correspondientes depósitos morrénicos, todos ellos de edad cuaternaria, y que está situada por encima de los 2000 m de altitud en el Parque Natural de su mismo nombre.

Y lo hacemos no para contar su historia geológica, sino para señalar una peculiaridad desconocida por muchos madrileños y foráneos a la vez que cierta, entre las muchas fábulas, historias y supersticiones atribuidas a ninfas, genios o animales exóticos y extravagancias varias que según dicen habitaban estos parajes. Y no es otra que su uso deportivo hasta un determinado momento, (inicio de la década de los años 90 del siglo XX), como piscina “más o menos olímpica”, de aproximadamente 80 metros de longitud y aguas limpias y cristalinas a 5 o 6 ºC, donde se desarrollaba tradicionalmente (70 ediciones) una travesía a nado por nadadores aficionados, excursionistas habituales y atletas consagrados del momento, que llegó a ser presenciada, incluso, por varios miles de personas.

Es lógico que, en aras a la conservación, tuviera que prohibirse a partir del año 1992, a instancia de los propios organizadores de la prueba; por otro lado los mayores amantes de la sierra madrileña, y que, siendo conscientes del deterioro del área por los fenómenos de erosión asociados a la eliminación de la cobertera vegetal, la compactación de los suelos de las laderas, la contaminación de las aguas, los procesos de eutrofización, además de la introducción inconsciente o desaprensiva de especies alóctonas en la laguna …; así se lo aconsejaron a los responsables administrativos del Parque Natural de Peñalara como medida de protección. Es evidente, que el deterioro sufrido en aquel momento, subsanado después, no puede atribuirse a un uso específico y concreto en exclusividad, el que significaba la travesía el primer domingo de agosto, sino a las facilidades que en su momento se dieron para el acceso al llamado macizo de Peñalara con la estación, actualmente desmontada, de Valcotos.

Por todo ello, es recomendable que el lector, además de acercarse al lugar para disfrutar de su belleza espectacular, y siempre con el debido respeto a la naturaleza y a las normas dictadas para su protección y conservación; se aproxime también a las historias de todo tipo que en relación con la laguna se encuentran en los distintos medios de comunicación, no menos bellas y sugerentes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado ver y leer este nuevo espacio. Yo he conocido la laguna cuando se podía llegar hasta el borde del agua y el premio a un ascenso un poco duro era ver esa maravilla natural.
Desconocía lo de las competiciones.
Animo a todos para que hagan una escapada,merece la pena.

Álvaro dijo...

Entiendo entonces que la travesía a la laguna ya no se realiza ¿no?.

Gracias, un saludo.